EL RINCÓN BARDO







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Bogotá, Colombia 12/ABRIL/2016: Buenos días hermanos y hermanas de ahora en adelante este espacio estará disponible para cualquiera que desee compartirnos sus textos poéticos, con el fin de darle difusión a su obra, o simplemente disfrutar de lo que nos gusta: la Poesía. La idea parte de hacer de este blog un espacio donde todos no sintamos identificados, y aparte lo convirtamos en un canal independiente sin ánimo de lucro, sobre todo abierto para todos y para todas.
Así que anímate adjuntá en un correo electrónico dirigido a: poesiatera@gmail.com una foto tuya, una breve reseña de vos (si querés) y bueno el poema o las poesías que quieres compartir a la comunidad, de antemano muchas gracias por hacer parte del fuego de todos: La Poesía. No lo olvidés envíalo al e-mail: poesiatera@gmail.com.
Atentamente la Aldea del Rincón Bardo

Bogotá,Colombia 30/MARZO/2016: Hola mis amigos buena tarde, quisiera compartir con todos ustedes, una versión digital de una Antología Poética en la que participo con un poema, el cual dedico a todos ustedes mis apreciados lectores, porque ha sido un esfuerzo grandisimo publicar este año. Gracias a el colectivo artistico INNOMBRABLE, y sus enorme pujanza se ha gestado otro intento póético, y gracias además por dejarme participar en esta versión. Si quieres que te haga llegar por medio de correo eléctronico una copia de esta versión escibenos a: poesiatera@gmail.com. GRACIAS POR ESTA AHÍ, JUNTOS TODO ES POSIBLE.

DESCARGA LA LA CUARTA VERSIÓN: http://www.4shared.com/office/-5JrPn4f/Revista_Innombrable__3_-_Los_D.html?

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martes, 6 de noviembre de 2012

PARA ENTENDER UN POEMA


"No busco, encuentro", decía Pablo Picasso. Esa parece ser la premisa que sobrevuela a un 
poema verdadero. Hugo Mujica sugiere enfrentar inocentemente el texto poético: leer como 
si se tratara de mirar el mar. 



Antes de encarar el tema de la particularidad de la lectura de un poema, empecemos por 
afuera, por nosotros, los lectores. Sin duda hay un situarse ante todo y, también sin duda 
cada situación pide ella misma una manera distinta de ser abordada. En cuanto a la lectura, 
es evidente que no es lo mismo tener los ojos sobre un diario que la "Divina Comedia", un 
manual de computación que un libro de poemas... Sólo si tenemos una actitud propia para 
cada encuentro, cada encuentro nos podrá revelar lo propio de sí. 
Desde Aristóteles hasta nuestros días, "comprensión estética" y "desinterés" son dos 
conceptos indisociables para la mayoría de las teorías sobre el arte: "el arte es un objeto de 
contemplación y no de necesidad", decían los medievales, y siglos después así definiría otro 
filósofo el gozo ante lo artístico: "un placer desprovisto de todo interés". Contemplación y 
desinterés que podríamos reunir en una actitud: dejar que lo que está ante nosotros, el 
poema o la música, la pintura o la vida toda, sea lo que es sin manipularla, sin buscarle 
provecho o la utilidad, simplemente contemplarla, escucharla, dejarla ser... dejarla decirse. 
Un río -para ilustrar lo que acabamos de afirmar- no se dice, no se manifiesta de la misma 
manera al sediento que se pregunta por la potabilidad de sus aguas que ante el ingeniero 
que busca determinar su caudal energético, menos aún ante quien, desinteresadamente, 
deja al río ser río: movimiento, reflejo, sonoridad... voz. Deja que el río sea río, sea lo que él 
es para sí mismo, no lo que es para mi necesidad. 
El sediento congela al río espejo de su sed, el ingeniero evalúa su utilidad, sólo el 
contemplativo recibe al río, lo acoge: se abre ante él. Es esta última actitud la que reclama y 
por la que clama la poesía, que reclama para ser el inicio de una experiencia y no la 
conclusión de un razonamiento. La actitud esencial ante un poema, para que él nos hable, 
nos entregue su esencia poética, no es buscar sacar algo, sea una definición, un concepto o 
una respuesta, sin o la de abrirse al poema como ante una totalidad, un mundo verbal que 
se conjuga en sí mismo, dentro de sí. Es saber que la poesía no describe al mundo, inscribe 
un nuevo mundo, abre perspectivas, alternativas... instaura nuevos sentidos. Los crea. 
Acabo de decir sentidos, no significados; la pregunta sobre qué dice la poesía no es la 
pregunta sobre el significado sino sobre el sentido, es aquello que no dicen las palabras pero 
se dice en las palabras, aquello que más que decirse, hace que lo diga yo. No se trata de qué 
dice la poesía sino qué me hace decir sobre mí, sobre el mundo, la vida: no sé qué dice sino 
qué enciende, qué alumbra. Tampoco se trata de sacar algo de un poema, de quedarme con 
una idea, se trata de que me saque, me saque del mundo pragmático y utilitario para 
ponerme en otro lugar: ponerme en un mundo abierto, o en lo abierto del mundo que es lo 
que la poesía expresa, expresa y abre, expresa abriendo. 
Como cada hombre o mujer vibra con una música distinta, se conmueve ante un paisaje 
diferente, también la poesía, como todo, es múltiple en su expresión, generosa en su 
entrega. Debemos buscar la propia, el poeta que nos habla, aquél, aquéllos, con los que 
entonamos, aquéllos con los que afinamos nuestro oído a su música: aquellos cuya poesía 2 
nos nombra. 
Un poema se lee como se escucha una sonata o como se mira el mar, sin para qué, no 
buscando que nos informe, sino esperando que nos transforme. Para que la poesía se diga, 
en definitiva, no hay que entenderla sino dejarla resonar, abrirse a ella, y en ella, abrirse en 
el espacio que ella misma convoca con su propia voz. Realizar y realizarnos en esa actitud, 
que llamaría una enseñanza de la pasividad. Pasividad que, en su inacabable dilatación, 
culmina en una poética de la receptividad, culmina en la mayor y más difícil actividad: 
escuchar. 

Hugo Mujica, es un sacerdote y poeta argentino. 


Su último libro es Noche Abierta.
Diario Clarín, Revista Viva, 26/4/00